Cambio de paradigma: desde la escasez hacia la abundancia
Suelo escoger con antelación el tema sobre el que escribir en este blog pero hoy sentí una especie de niebla interior que me invitaba a bucear en busca de mayor claridad. Después de algunos minutos de conexión y reflexión sosteniendo la pregunta “Qué temas han sido (o son) para mí un reto en el camino de autoconocimiento?”, claramente surgió la palabra abundancia.
Este no es un post sobre “Hágase rico en 10 pasos”. No. Pretende invitarte a cuestionar la manera en que miras el mundo y cómo esto influye en los resultados que estás obteniendo.
Probablemente hayas leído cientos de artículos en blogs o libros al respecto pero me ha parecido interesante compartir un trocito de mi historia y hacer un racconto de mi viaje por el camino desde la escasez hacia la abundancia.
Una de las principales aportaciones que me trajo el coaching es la idea de creencias y de mapas mentales que conforman una especie de gafas invisibles esculpidas como resultado de nuestras historias, vivencias y entornos en los que crecemos, y que solemos llevar puestas hasta que, súbitamente, tomamos conciencia de ello.
Aunque había tenido aproximaciones al tema desde la terapia o desde la teoría del liderazgo y el management, mi momentum llegó hace algunos años, durante mi propio proceso de coaching.
Poco a poco fuí desenmarañando el nudo de ideas sobre la abundancia, muchas veces asociada injustamente sólo con el dinero. Hablar de abundancia es mucho más que pensar en bienes materiales; implica tomar consciencia de nuestro lugar en el universo, de todo lo que recibimos a diario, de los recursos internos y externos que tenemos y que habitualmente damos por supuestos…hablar de abundancia es poder agradecer. Y no hablo desde un lugar religioso o místico (o sí?), sino desde una profunda conexión con nuestra humanidad y con la razón de ser parte del ecosistema de la vida.
Durante mucho tiempo la frase “puedes ser todo aquello que te propongas” sonaba dentro de mí como palabras huecas, archi-ultra-optimistas, de manual de autoayuda, aunque inalcanzables desde el lugar interior que las escuchaba…porque creamos el mundo a partir de lo que imaginamos o pensamos.
Cuando me abrí a la abundancia pude conectar profundamente con la naturaleza, con sus ciclos, con todos sus seres, incluyéndome, incluyéndote…alguna cosa hizo click en mis entrañas y comencé a ver desde mi testigo interior que, en algún momento, una parte de mí había decidido viajar liviana, no estar apegada a ciertos bienes materiales y, al mismo tiempo, otra parte de mí se retorcía penando por las previsiones de escasez en un futuro próximo.
Sólo desde la distancia, desde la toma de consciencia, pude decidir qué rumbo darle a mí vida, una vida en la que el dinero es sólo una forma más de energía que me da libertad, algo que permite darle forma a mi propósito vital, un medio y no un fin. En esta nueva vida que estoy co-creando desde hace algunos años, ahora puedo ver que hay amor para tod@s, que hay comida para tod@as, que hay abrigo para tod@as, que puede haber un “nosotr@s» desde la colaboración en lugar de un «tu o yo” desde la competencia.
Pude entender que existe un «para qué estoy aquí” dentro de cada uno de nosotros, un camino en el cual expresar los regalos, dones y talentos que traemos para compartir. Entonces comprendí que el mío consiste en prestarte mis oídos, mi presencia y mi corazón para acompañarte en tu propio viaje de descubrimiento.
Yo ya no elijo desde la escasez, escojo vivir en abundancia. Y tú, desde qué paradigma vives?